El colectivo Ama Natura–Ecologistas en Acción ha posicionado más de trescientas construcciones con amianto en tejados de viviendas, tejados de naves y depósitos en 10 pueblos del Parque Natural Sierra de Grazalema, en la Sierra de Cádiz. Estos pueblos son Algodonales, Benaocaz, El Bosque, El Gastor, Grazalema-Benamahoma, Prado del Rey, Ubrique, Villaluenga del Rosario y Zahara de la Sierra.
Según los ecologistas, «este es un trabajo que debieran haber realizado los ayuntamientos de estos municipios, ya que están obligados según la disposición adicional decimocuarta de la ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular». Esta disposición establece que «en el plazo de un año desde la entrada en vigor de la ley, los ayuntamientos elaborarán un censo de instalaciones y emplazamientos con amianto incluyendo un calendario que planifique su retirada. Tanto el censo como el calendario, tendrán carácter público». Este plazo de un año se cumplió el mes pasado.
Hay que recordar que AMA Natura señaló en un comunicado estas obligaciones a los 19 municipios de la Sierra de Cádiz, «no habiendo recibido ninguna repuesta de ninguno de los ayuntamientos».
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«Una asociación de voluntarios, como es AMA Natura–Ecologistas en Acción, ha tenido que hacer el trabajo que las administraciones no hacen con todos los medios humanos y técnicos de que disponen. Aunque en este censo no estén, por razones evidentes, todos los inmuebles con amianto de estos pueblos, sí lo está una parte muy representativa de ellos y es un estudio exhaustivo que puede servir de una gran ayuda para que los ayuntamientos se decidan a hacer el trabajo que tenían que haber realizado ya, porque está iniciado por nosotros», señala dicho colectivo en un comunicado difundido el 24 de mayo de 2023.
Este análisis da idea, además, de la gran cantidad de fibrocemento que queda todavía en los pueblos del parque. También da idea de la importante afección para la salud que el amianto de estas construcciones representa para los vecinos de estas localidades, ya que estas microfibras pueden liberarse de los materiales en los que están presentes cuando se rompen o se degradan, unas fibras microscópicas que son desplazadas por el aire y, por inhalación, se introducen en los pulmones, originando diversas enfermedades letales (el amianto es considerado como un cancerígeno de primer nivel). Hemos de tener en cuenta que su degradación ya ha empezado, puesto que la vida útil del fibrocemento se estima entre 30 y 50 años y la mayor parte de este material fue instalado entre los años 60 y 80 del siglo pasado.
Por esta razón, AMA Natura urge a las corporaciones municipales «a cumplir con sus responsabilidades según exige la ley: que completen de forma rigurosa este censo que les proporcionamos y que planifiquen la urgente retirada del fibrocemento».