Manuel García Sánchez, de Puerto Serrano, publica su primera novela, ‘La dueña de mi vacío’

Manuel García Sánchez.
Manuel García Sánchez.

Manuel García Sánchez, de Puerto Serrano, ha publicado su primera novela, La dueña de mi vacío, editada por Ediciones Irreverentes. La novela, encuadrada en el género del suspense, relata cómo la recepción de una misteriosa correspondencia cambia la vida de Alejandro Martín, el solitario habitante de una extraña casa. La dueña de mi vacío es «la historia de un hombre solitario que recibe enigmáticas cartas, al tiempo que misteriosamente desaparece la mujer que ama. Una historia entrecruzada con la de una joven que busca la paz consigo misma, y de una casa suspendida en un limbo de recuerdos y espíritus, donde los muertos tienen mucho que contar. En el pequeñísimo espacio que le separaba de la felicidad y del abismo se encontraba ella, su nueva dueña, mirándole con odio».

En un comunicado, la editorial dice: «Manuel García Sánchez, Puerto Serrano (1974), publica en Ediciones Irreverentes su primera novela, La Dueña de mi Vacío, una narración sembrada de sorpresas y giros inesperados, dotada además de un extraño lirismo que la aleja de otras propuestas semejantes, más tópicas y banales. Entre el misterio y el terror, Manuel dibuja con precisión unos personajes desorientados que buscan desesperadamente salida a sus cuitas existenciales, aunque todo ello en un marco narrativo que no da lugar al aburrimiento. Los acontecimientos se suceden al mismo ritmo con el que se siembran las incógnitas a las que el lector solo obtendrá una merecida explicación al final.
El protagonista, Alejandro Martín, narra los hechos en primera persona. “Es un personaje complejo, alguien que, a pesar de tenerlo todo en la vida, se encuentra solo. Su existencia es insípida y siente que algo tiene que cambiar”, explica Manuel. En su camino se cruza Silvia, una joven que, tras vivir una experiencia traumática, “se ha refugiado en algunos vicios”. Finalmente, Mario, el primo de Alejandro, es un desastre que necesita constantemente su ayuda para remontar “los perjuicios económicos que le suponen cada negocio que emprende”.
A estos tres personajes, cuyas existencias se cruzan y arman una trama inteligentemente construida, hay que sumar un personaje que los abarca y los envuelve: la casa. Y un resorte, la llegada de unas extrañas misivas que “al principio parecen no decirle nada, pero que van cobrando sentido al tiempo que inicia la búsqueda de una mujer desaparecida y que trata de rehabilitar a otra, también perdida a su manera”.
Manuel confiesa que lo más arduo del proceso de creación de la trama “es crear una historia de miedo (“no terror, sino miedo”, especifica) pero sucede que a veces uno no sabe dónde está la frontera entre el miedo y lo cutre y por lo tanto, lo cómico, de modo que a base de borrar y sobre escribir me quedó un misterio limpio, sin pretensiones ni alardes”. “Aunque suene trillado, creo que la historia se fue buscando o haciendo a sí misma”.
Ese proceso creativo, en el caso de Manuel, que ya logró meritorias críticas por su primer volumen de relatos (Ropa de Diario), tiene sus peculiaridades. “Primero visualizo la historia, escribo la trama en mi cabeza y son varias semanas en las que estoy absorto, en las que ni siquiera escucho a nadie”. “Una vez la tengo, con un final cerrado, la escribo de principio a fin, aunque hay que estar abierto a la improvisación, saber que los personajes están vivos y pueden moverse a su capricho, hacer cabriolas inesperadas, con los que hay que dibujarlos con paciencia, capa a capa, como si fuera un cuadro. Después la dejo secar un tiempo, la retomo y la miro con ojos de desconocido. La someto a un pequeño comité de lectura y espero sus reacciones. Sin ellos, a la hora de escribir, no soy nada”. “Cuando termino un relato, siempre me doy cuenta de que, por cada historia que cuento, hay tres que no contaré”.
Entre los autores que lo han inspirado, Manuel reconoce la influencia directa de los cuentos de Poe, en especial La caída de la casa de Usher, Lady Ligeia, etc… “Ese ambiente oscuro, cargado de derrota y con olor a épocas pasadas siempre me ha parecido muy atractivo”.
A pesar de su juventud, Manuel tiene una amplísima trayectoria como cuentista. Ha colaborado en numerosas revistas literarias y culturales como El Diván, Papirando y Renacimiento y ha recibido numerosos premios en España y en Argentina».

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