El viernes 30 de diciembre de 2011 vio la luz en Ubrique la primera novela de Teodoro Leo Menor, titulada La venganza del monfí y editada por Editorial Tréveris. La presentación pública de esta obra se celebró en la Peña Flamenca, ante un nutrido auditorio que llenó el local.
El autor, capitán de la Guardia Civil en la reserva y experto universitario en Criminología, esbozó el argumento de su libro y justificó las razones que le han llevado a enmarcar la trama en el entorno geográfico de la Serranía de Villaluenga. Explicó cómo la novela se abre con una alusión a la expulsión de los moriscos en el siglo XVI, fenómeno histórico que sirve de telón de fondo para engarzar una trama que se desarrolla en la actualidad con la intervención de los servicios secretos de varios países con el fin de desentrañar una supuesta amenaza contra la Corona y la Iglesia contenida en un pergamino de aquella época que reresentaba el testamento político del último rey de los moriscos del antiguo reino de Granada, Aben Humeya, documento descubierto cuatrocientos años después en el Rif, con una copia en la Serranía de Villaluenga.
En el acto de presentación, que fue abierto por Atanasio Villalba León, miembro de la entidad anfitriona, intervino también Marciano Fernández Molina, subteniente de la Guardia Civil de Sevilla, quien desgranó en tono elogioso la trayectoria profesional y los valores humanos del autor del libro. Asimismo hizo uso de la palabra Fernando Sígler, responsable de la producción editorial de la obra.
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El argumento de la novela se puede resumir del siguiente modo: El mejor espía de los servicios secretos españoles, el comandante «Verter», había tenido conocimiento, a través de un colaborador –el intelectual morisco y profesor en la Universidad de Tetuán Dr. Zekri–, de la existencia de un pergamino del siglo XVI donde aparecía una extraña amenaza contra la Corona y el máximo representante de la Iglesia Católica por la tragedia de la expulsión de los moriscos. Se trataba del testamento del último rey musulmán de la Península, Aben Humeya, que lo había legado al jefe de los monfíes de la Serranía de Villaluenga, quien a su vez en 1569 lo escondió e hizo una copia no literal con un enigmático elefante grabado. Más de cuatro siglos después, el pergamino estaba en poder de una familia morisca del Rif y hablaba de un segundo pergamino escondido en la Sierra de Cádiz. Este es el telón de fondo de esta primera novela de Teodoro Leo, con una trama tripidante en la que se implican los servicios de espionaje de España, Marruecos, EE.UU. y el Vaticano, para evitar que el pergamino cayera en manos de la red terrorista de Al Qaeda; todo ello en medio de episodios de intrigas políticas y policiales y de una historia de amor imposible.